El pasado 25 de marzo tuvimos una formación online sobre prevención del suicidio en adolescencia LGBTIQ+ a cargo de la voluntaria Andrea Martínez, Psicóloga y Sexóloga. Este artículo resume los datos y las pautas recogidas en el monográfico.
Qué hay que saber
El suicidio sigue siendo un tema tabú a pesar de que supone una de las principales causas de muerte a nivel global. El colectivo LGBTIQ+ es especialmente vulnerable, según revelan las cifras, sobre todo durante la adolescencia y la juventud; algunas teorías que explican esto señalan que, al ser la edad en la que la mayoría de las personas «salen del armario», puede ser un momento determinante a la hora de vivir su identidad y experimentar el apoyo o rechazo de su entorno. Además, dentro del colectivo puede verse que experimentar tanto ideas como intentos de suicidio (llegando incluso al suicidio consumado) es especialmente frecuente entre las víctimas de acoso.Aun así, estos datos no son exactos. Tenemos que tener en cuenta que muchas de las personas que acaban con su vida no son identificadas como parte del colectivo (por ejemplo, porque no habían salido del armario acerca de su identidad o porque no convivían con una pareja que permitiese identificar su orientación sexual). Esto puede llevarnos a pensar que la proporción en la que el suicidio afecta al colectivo sea todavía mayor.
Aunque hemos dicho que el acoso es un factor de mucho peso, el suicidio es un fenómeno muy complejo y por lo general no podemos atribuirle una causa única. Existen algunas variables de riesgo que predisponen a las personas a tomar esta decisión extrema; algunas de ellas son comunes a toda la población, pero hay ciertos factores que afectan al colectivo LGBTIQ+ en concreto.
Como vemos, el acoso juega un papel fundamental en muchos casos. Las personas que experimentan alguno de los factores de riesgo (en este caso, pertenecer al colectivo LGBTIQ+ sería el principal y podría intersectar con otros) tienen más probabilidades de ser victimizadas por acosadores. El acoso puede hacer que surjan síntomas de ansiedad y depresión o que se intensifiquen los que ya existían previamente, según el caso.
Cómo detectarlo
Existen algunos indicadores típicos de la ideación suicida en los que podemos fijarnos para identificar a las personas más vulnerables. Es necesario que conozcamos la forma habitual de comportarse de la persona para que podamos ver cambios en ella que nos puedan poner en alerta.
Algunos de estos indicadores son verbales (cosas que la persona dice) mientras que otros son comportamientos. Las conductas pueden ser tendencias depresivas (tristeza y aislamiento) mientras que otras más llamativas son las autodestructivas (comportamientos de riesgo).
Hay que puntualizar que tenemos que prestar especial atención cuando la persona parece mejorar. Contrario a lo que se piensa, el suicidio no es algo que se suela hacer por impulso; la mayoría de las veces es un acto muy planificado. No conviene relajarse, ya que para muchas personas el hecho de percibir su fecha de suicidio más próxima hace que se sientan más liberadas y tranquilas y el suicidio puede sobrevenir en el momento en el que menos lo esperamos.
Cómo actuar
Todo pasa por empezar a eliminar el tabú. Es necesario que preguntemos y hablemos directamente sobre el suicidio. Debemos prepararnos para acoger cualquier respuesta y mostrar apoyo validando la experiencia de la persona, sin confrontarla.
Lo más importante es establecer una red de apoyo, ya que una sola persona difícilmente puede evitar que alguien se suicide. Esto significa que es un asunto que nos implica a todes por lo que, dependiendo del ámbito en el que nos encontremos, hay medidas concretas que podemos tomar: tanto si formamos parte de la familia o del profesorado, como si hablamos de ello en medios o redes (especialmente para evitar el «efecto llamada»).
Para poder eliminar el tabú es muy importante dar información veraz y, sobre todo, transmitir esperanza. Iniciativas como It Gets Better o Proyecto Punto y Coma son buenas alternativas para mostrar que existen maneras de salir de esta situación.
Hay otros recursos con los que podemos ampliar información, como las guías de prevención de la Comunidad de Madrid, la guía de FEAFES Afrontando la Realidad del Suicidio o el documento Conversaciones sobre el Suicidio y las Poblaciones LGBT.
Es nuestra responsabilidad derribar los tabúes. Si colaboramos, podemos ayudar a salvar vidas.