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HETERONORMATIVIDAD Y PATRIARCADO EN LA SALUD MENTAL

Andrea Martínez es psicóloga y Mario Gatti terapeuta Gestalt y ambos son voluntarios de COGAM Educación.

Ser hombre, blanco, cisgénero y heterosexual no sólo supone contar con los privilegios que ya conocemos. También supone ser el “sujeto tipo”, el modelo de referencia en base a cuyas particularidades se organiza la sociedad en general, y la salud en particular. Esto supone que las personas que no cumplen alguna (o varias) de estas características se vean sometidas a situaciones de discriminación y obligadas a afrontar mayores dificultades para satisfacer sus necesidades.

Además de esto, haciendo referencia a las dos últimas (género y orientación sexual), se añade la visión categorizadora y binarista que a día de hoy sigue predominando: ejemplos de esto son el esencialismo respecto a sexo y género o el monosexismo. “O una cosa, o la otra”. Como sociedad hemos logrado aceptar en cierto grado la diversidad de manera superficial, pero no hemos adoptado un punto de vista que la integre. Esto genera un sufrimiento particular de las personas que se encuentran fuera de la heteronorma.

En La Heteronormatividad y el Estrés de las Minorías, el terapeuta Gestalt Mario Gatti expone algunos de los duelos particulares que enfrentan las personas LGBTIQ+: desconocer si su entorno acepta su condición, anticipar consecuencias negativas ante el descubrimiento de su orientación o identidad, crecer en un medio que normaliza expresiones LGBTfóbicas, no verse representadxs en medios, verse excluidxs de determinadas religiones o desconocer si encontrarán otras personas de su orientación.

Sumado al malestar que generan estas situaciones, Gatti especifica los esfuerzos adicionales que han de realizar las personas LGBTIQ+, como son la “gestión del armario”, la construcción de la propia identidad (debatiéndose entre los estereotipos sociales y la propia vivencia) y la supresión de la LGTBfobia muchas veces interiorizada.

¿CON QUÉ SOLUCIONES CONTAMOS?

Uno de los intentos por crear un marco adaptado a las necesidades del colectivo para ayudar a combatir estos problemas fue la creación de la Terapia Afirmativa Gay tras la despatologización de la homosexualidad en los manuales de psiquiatría. Esta corriente terapéutica integra en su perspectiva el estrés que sufren las personas LGBTIQ+ para promover la aceptación y acompañar en cuestiones identitarias y sociales (como la ya mencionada gestión del armario). Esto supone un giro a la terapia Cognitivo-Conductual tradicional, la cual enfatiza la adaptación al entorno, en este caso opresivo, lo que entra en conflicto con la lucha por la justicia social.

No obstante, volvemos a caer en el riesgo de tomar al hombre como referencia (lo que algunx autorxs han denominado la “gran G”) y no tomar en cuenta la diversidad e interseccionalidad dentro del propio colectivo. Es por este motivo que actualmente se propone una evolución hacia una terminología más inclusiva como “Terapia Afirmativa LGBTQ” o “Terapia Afirmativa Queer”.

MÁS ALLÁ DE LO INDIVIDUAL

Happy Cartoon Family

Los efectos del heteropatriarcado no son sólo visibles en lxs individuxs, sino también a nivel familiar y de pareja. En este ámbito nos encontramos de nuevo con el heterosexismo unido a la mononormatividad. Es decir: si al principio del artículo se mencionaba la hegemonía del hombre blanco cisgénero y heterosexual, al hablar de familia topamos con el modelo de matrimonio heterosexual en unión monógama y con hijxs (un niño y una niña a ser posible, como es la representación que se hace de manera predominante). En base a este modelo se ha organizado la estructura social, y con ello la atención a parejas y familias. Contamos aún con pocos modelos que no supongan una mera trasposición de las teorías sobre la familia nuclear tradicional, pese a que las familias y parejas LGBTIQ+ cuentan a su vez con un estrés añadido. Tal y como relatan Eduardo Brik y Raquel Ramírez desde la Terapia Sistémica, las parejas homosexuales se ven expuestas a mayores riesgos por cuestiones de estereotipos y discriminación. Algunos de estos problemas tienen que ver con la homofobia interiorizada (como la no aceptación de la propia orientación sexual por alguna de las partes) y con los mitos o estereotipos (como la incertidumbre sobre la duración de la pareja y posibles infidelidades). Otros problemas derivan de la falta de apoyo social, como la preocupación por ocultar la relación ante sus familias de origen o los conflictos por el rechazo por parte de familiares.

De nuevo, necesitamos modelos para atender a las necesidades no sólo de las familias homoparentales, sino de las parejas y familias LGTBIQ+ en general.

Si bien hemos logrado ciertos cambios a nivel social aún quedan muchos cambios por conseguir; es por ello que los organismos de apoyo y salud deben ser especialmente inclusivos y conscientes de la diversidad; de lo contrario, se podrían reforzar los efectos negativos de los modelos imperantes en la sociedad.

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